JUEVES 8 DE MAYO
Experiencia inmersiva marina
Domos geodésicos que nos guían a reflexionar sobre la biodiversidad marina y la contaminación de los océanos
Del 8 de mayo al 8 de junio
Plaza de la Liberación / Entrada libre
El océano, esencial para regular el clima, generar oxígeno y sostener la vida en la Tierra, enfrenta graves amenazas como la contaminación, la acidificación y la pérdida de biodiversidad. En México, con más de 11,000 km de litoral, el océano es vital para la alimentación, la economía y la protección costera, pero sufre los impactos de la sobrepesca y el desarrollo descontrolado. Para revertir esta crisis, el arte emerge como una herramienta poderosa en la promoción de la cultura oceánica, transformando nuestra relación con el mar al fomentar la comprensión y la conciencia sobre su importancia. A través de la divulgación científica y la creatividad, el arte inspira acciones colectivas hacia la conservación, destacando que la salud del océano es inseparable de nuestro futuro y bienestar.
"Transitando hacia la Cultura Oceánica en México para un Futuro Sostenible"
El océano es el sistema más grande y dinámico de nuestro planeta. Funciona como el motor del clima global, regula el ciclo del carbono, genera más del 50% del oxígeno que respiramos y sustenta la red trófica más extensa del mundo. Con una vastedad que cubre el 70% de la superficie terrestre, el océano está profundamente interconectado con cada aspecto de nuestra existencia: desde la estabilidad climática hasta la seguridad alimentaria y el bienestar económico de millones de personas. Sin embargo, este equilibrio se encuentra gravemente amenazado.
Durante décadas, el océano ha absorbido el impacto de la actividad humana, enfrentando desafíos como la contaminación por plásticos y metales pesados, la acidificación causada por el aumento del dióxido de carbono, la sobreexplotación pesquera y la degradación de sus ecosistemas críticos. Hoy, nos encontramos en un punto de inflexión: la resiliencia del océano está comprometida, y las consecuencias son cada vez más evidentes. La pérdida de biodiversidad marina amenaza la funcionalidad de los ecosistemas oceánicos y, con ello, la estabilidad de los servicios esenciales que nos brindan.
Para revertir este deterioro, no basta con implementar regulaciones y tecnología; necesitamos un cambio de paradigma basado en una cultura del océano sólida y transversal. La educación y el arte, al servicio de la divulgación científica, se convierten en herramientas poderosas para transformar nuestra relación con el mar. Estas herramientas fomentan la comprensión de su funcionamiento y la conciencia sobre nuestra responsabilidad en su protección. Después de todo, no podemos conservar lo que no entendemos.
México se enorgullece de ser una nación megadiversa, pero en gran medida desconocemos la influencia del océano en nuestras grandes ciudades, principalmente en aquellas que parecen lejanas de las costas. Asimismo, ignoramos la importancia de los recursos marinos y nuestra responsabilidad inherente de conservar más de 11,000 kilómetros de litoral. Nuestros mares son fuente de alimentación, empleo, identidad cultural y recreación. Además, albergan ecosistemas estratégicos como los arrecifes de coral, los manglares y las praderas marinas, que actúan como barreras naturales contra huracanes y como sumideros de carbono.
Sin embargo, el país enfrenta desafíos críticos: la sobrepesca amenaza la viabilidad de las pesquerías, la contaminación plástica sofoca la vida marina, y el desarrollo costero descontrolado pone en riesgo hábitats esenciales. A esto se suman los efectos del cambio climático, como la intensificación de tormentas y el aumento del nivel del mar, que agravan la vulnerabilidad de las comunidades costeras. México no puede permitirse una relación disfuncional con el océano; es imperativo avanzar hacia un modelo de gestión sostenible.
En este sentido, la cultura del océano no se limita al conocimiento; es un compromiso con el futuro. Implica integrar la ciencia en la toma de decisiones, desarrollar soluciones innovadoras que reduzcan nuestra huella ambiental y promover una gobernanza marina sostenible. Debemos asumir que la salud del océano es inseparable de la salud del planeta y de nuestra propia supervivencia.
Si queremos un futuro habitable, es urgente garantizar la restauración y conservación de los océanos. No podemos verlos únicamente como un recurso explotable, sino como el pilar fundamental de la vida en la Tierra. El momento de actuar es ahora, porque proteger el océano no es solo una cuestión ambiental: es una necesidad ética, científica y civilizatoria.
M.C. Luis Roberto Robles J.
Coord. de Investigación Científica
Acuarios Michin.
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